16 de agosto de 2008

SOBRE FLOGGERS, EMOS Y OTROS FENÓMENOS DE LA ACTUALIDAD

El vertiginoso y sostenido crecimiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación influye directamente sobre todas las esferas de la vida del hombre. En los últimos años, como consecuencia de la expansión de las industrias infocomunicacionales en general y de Internet en particular, se han producido cambios en las lógicas imperantes en el mundo del trabajo y la producción, en la educación, en los hábitos de consumo, en los modos de relacionarnos y comunicarnos con los demás, en todas las actividades de la vida cotidiana.
Algunos sectores sociales son más afectados por estos fenómenos comunicacionales y en otros el impacto se siente en menor medida. En esa dialéctica, los jóvenes indudablemente son los más afectados. Ello se ve reflejado en la irrupción de estos fenómenos tan difundidos en las últimas semanas por los medios: la aparición de los floggers, emos, etc.

Abordaje del tema
Obviamente, la mayoría de los medios de comunicación, tomaron estas nuevas expresiones de la cultura adolescente como algo risueño, banal, sin sentido o como algo propio de la edad de los chicos. De hecho en los últimos 15 días decenas de grupos de jóvenes inmersos en este tipo de movimientos, tribus o como se llamen, se pasearon por los programas de mayor audiencia del país.
Pero la irrupción y auge de estos fenómenos no salen de la nada, son producto de la dinámica de una sociedad compleja y convulsionada, son fruto de cambios en nuestra civilización, de una transición en la evolución del hombre, y evidentemente necesitan de espacios para la reflexión y su estudio profundo. El tema debe abordarse seriamente, desde un marco institucional y multidisciplinario, desde una concepción teórica capaz de dar cuenta de los cambios producidos por el auge de la globalización, desde una vinculación directa con el entorno y el contexto social, económico y cultural que le dan forma a estas manifestaciones y no vistos simplemente desde la imperante lógica mercantilista y reduccionista a través de la cual estos fenómenos solo pueden verse como meros generadores de rating y ganancia.