1 de mayo de 2009

PARECE QUE EL MUNDO ESTÁ ENFERMO: SÁLVESE QUIEN PUEDA!!!


“Hay más de 1.000 infectados por el dengue”. “Avanza la Fiebre Hemorrágica Argentina”. “Nos ataca la Gripe porcina”. Parece que el mundo está enfermo o al menos esa es la sensación que los grandes medios de comunicación nos quieren transmitir a través de sus titulares diarios, que lejos de informarnos de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, sólo nos hablan de un mundo asechado por distintos males, de un mundo totalmente enfermo y moribundo desde una posición absolutamente apocalíptica y dantesca.
Ello nos lleva a preguntarnos: ¿qué es lo que está pasando en el mundo?, ¿Se acerca el fin de la especie humana?, ¿Dios ha decido acelerar el proceso apocalíptico anticipado proféticamente a fin de crear una nueva raza humana que realmente sea a su imagen y semejanza?, ¿la naturaleza se está vengando de todas las atrocidades que le hacemos diariamente?. Nada de eso pasa. Ocurre algo más simple, pero no menos complejo y peligroso.

La realidad es la que nos imponen los medios
Mediante la imposición de los temas que deben conformar la agenda, a partir de su propia visión del mundo los medios crean e imposición sentidos y construyen –no reflejan, ni reproducen- la realidad social que nos circunda. Los medios nos dicen cosas que son incompatibles con nuestro mundo real, el que vivimos a través de nuestras experiencias empíricas día a día, a través de recursos estratégicos como la elaboración de complejos y dinámicos informes audiovisuales y la disposición de cientos de páginas a todo color y con fotos de alto impacto, que nos pintan un mundo virtual y casi irreal.
Lo que conocemos como “actualidad” no es más que un producto comercial creado, es lo que los propios medios quieren que vivamos y percibamos, lo que ellos determinan, no solo diciendo, seleccionado y jerarquizado qué es lo que se debe informar, sino cómo debe ser informado y presentado.

Desinformar informando
Pero por supuesto que nada es al azar o porque sí, todo tiene sus propósitos y objetivos bien claros: defender intereses políticos, económicos o comerciales o atacarlos y repudiarlos. Pues no olvidemos que los medios son empresas (info-industrias, industrias info-comunicacionales, industrias culturales), más que fines comunitarios y sociales, persiguen fines de lucro y comerciales, más que fines informativos, persiguen fines persuasivos y coercitivos.
Su actividad se enmarca en las permanentes disputas por el poder político y económico existente en el campo de los medios, de la información, del periodismo, de la comunicación, disputas de las que los ciudadanos somos rehenes y víctimas por la desinformación que provocan con la información de lo que no debe ser informado.
Y no es que los males, las epidemias y las enfermedades no existan y las inventen los medios. Es más, tanto éstas enfermedades como otras que terminaron y terminan con miles de vidas en el mundo siempre existieron, solo que los medios ahora las descubren, las consideran hechos noticiables, las sobredimensionan y las presentan como “la realidad”, “la actualidad”, “lo que hay que saber”, “la verdad”. Por lo que estas enfermedades ahora son hechos reales, en tanto y en cuanto aparecen en los medios.
Por la credibilidad, la legitimidad y el poder de llegada (poder que pasa por lo tecnológico, pero también por lo discursivo y lo persuasivo) los medios tienen más que otras instituciones tradicionales de la sociedad, sus mensajes se reproducen, se multiplican, se magnifican y nos invaden (Eliseo Verón habla de “Semiosis infinita”). Así los medios nos crean pánico, alarma y desesperación, nos confunden, nos agobian. Nos llevan a abstraernos de lo que pasa en realidad, de lo que pasa en verdad.